lunes, agosto 15, 2011
Noches en vela pasé imaginando cuán diferente sería mi vida una vez que diera el paso. ¿Qué sentiría? ¿Qué clase de cosas tendré que decir? ¿Cursi? ¿No cursi? ¿Y si resulta que no me gusta y solo lo ilusiono? ¿Quisiera hacerle eso a un amigo?
Al final, mi instinto de pensar las cosas de más me hicieron relajarme al primer contacto. Realmente lo deseaba, y descubrí que no había nada que temer, solo concentrarse en el mutuo conocimiento.
Sin embargo (y siempre debe haber un problema para que la historia tengo su 'nudo'), no contaba con un detalle que durante mis anteriores relaciones simplemente dejé de lado: el ambiente externo. Por obvias razones, y debido a la edad y los tiempos en que comencé mi vida sentimental, solía ser más reservada al momento de contarle a alguien al respecto. Eso era bueno, por que sabía que contaba con el apoyo (o regañinas) de mis mejores amigos y gente de confianza. Podía ser sencillo que la gente pensara que había algo más al vernos, pero preferían hacerse los ciegos.
Ahora, todo es diferente, la gente nos mira y sabe que es lo que está sucediendo. No puedo decir "ya regreso, voy al cine" sin que hagan esas miradas que tanto detesto. La gente que trato como simples conocidos se creen con todo el derecho de opinar sobre como llevar la relación e insinuando qué es lo que debería sentir. Mi hermana está preparando citas dobles y preguntando por qué yo no estoy con él en su cumpleaños, mi madre insistiendo sobre a qué lugares deberíamos salir, mi padre comienza con sus interrogatorios sobre su modo de vida e intereses...
¡...Y NO LLEVAMOS NI SIQUIERA DOS SEMANAS!
Es frustrante como es más el tiempo que se la pasan con comentarios de ese calibre, que con el tiempo real en que nosotros convivimos. Me desespera, me cansa y me hace querer desistir. Soy una chica algo hermética, por algo prefiero expresarme por aquí que frente a frente. No estoy diciendo que mis amigos cercanos se queden callados, solo quisiera que los amigos lejanos fueran menos entrometidos.
Pero al final del día, después de otro round más con la familia, veo en una esquina del monitor su saludo efusivo y me digo a mi misma "tranquila, realmente vale la pena".
